martes, 10 de octubre de 2006
La difícil aventura de adoptar a partir de los 50
En la madurez existen serias dificultades a la hora de adoptar un niño, ya que algunas comunidades autónomas han limitado la edad máxima de los solicitantes.

Mauricio tiene 54 años, y Margarita, su mujer desde hace tres décadas, 52. Viven en Salamanca y tienen dos hijos ya independizados. El año pasado se decidieron a adoptar un niño pequeño. Sin embargo, cuando pidieron información al respecto se encontraron con que no les estaba permitido convertirse en padres adoptivos de un niño menor de 10 años.

Discriminación por la edad

El Código Civil establece dos únicos requisitos para poder solicitar una adopción: ser mayores de 25 años y tener al menos 14 más que el adoptado. No obstante, las competencias en materia de adopción están en manos de las Comunidades Autónomas, y algunas de ellas han añadido otros criterios.

Así, mientras Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña, Murcia, Navarra y la Comunidad Valenciana se rigen exclusivamente por los requisitos del Código Civil, el resto ha establecido una diferencia máxima de edad entre adoptante y adoptado que, en la mayoría de los casos, se fija en 40 años, con lo que a una persona de 50 no se le podrá asignar un niño de menos de 10.

La Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la Adopción y el Acogimiento (CORA) considera discriminatorias estas diferencias por Comunidades, y exige la elaboración de unos criterios comunes para toda España. Asimismo, reivindica que se elimine el criterio de edad máxima para poder acceder al proceso, y que la idoneidad se determine sólo por factores técnicos.

En la actualidad, las personas alcanzan la madurez en magníficas condiciones físicas y con una envidiable estabilidad psicológica, económica, social y emocional. Y es, precisamente, en ese momento de plenitud, en el que los hijos alcanzan su independencia y se dispone de una mayor calidad de vida, cuando, por qué no, unos padres pueden desear adoptar un niño.

Es cierto que el Convenio de La Haya de 1993, que regula la adopción internacional, sostiene que la adopción no es un derecho de los padres a tener un hijo, sino un derecho de los niños a tener una familia (la más idónea en cada caso). Pero, ¿no lo es también que unos padres de 50 ó 60 años pueden ofrecer a ese niño una educación, un cariño y, en definitiva, una vida en iguales condiciones que unos padres de 30 ó 40?

Un fenómeno creciente

La mayoría de los españoles que actualmente desean convertirse en padres adoptivos recurren a la adopción internacional, que se gestiona a través de las Entidades Colaboradoras de Adopción Internacional (ECAI).

En los últimos años, ser madre soltera ha dejado de ser una lacra social, y el nivel de vida ha mejorado, con lo que las causas fundamentales de abandono se han reducido drásticamente, dando lugar a interminables listas de espera para poder adoptar a un niño español.

Al mismo tiempo, cada vez más países se adscriben a los acuerdos de adopción internacional, creando cauces oficiales y seguros que garantizan la legalidad y eficacia de los procesos. Todo esto ha provocado que hayamos pasado de las 1.487 adopciones internacionales efectuadas en 1998 a las 3.625 en 2002, según datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

Diferentes criterios

A la hora de solicitar un niño extranjero, cada país de origen establece sus propios criterios, que siempre prevalecen por encima de la legislación española: China exige que los solicitantes tengan entre 30 y 55 años. Chile fija la edad entre 25 y 60 años. Honduras sitúa el límite máximo en los 51, y otros países, como Rusia, Colombia o Ucrania, no establecen límites máximos de edad.

Por tanto, no todos los países ponen las mismas trabas a los solicitantes maduros, aunque en el momento de realizar la asignación de cada niño siempre tienen en cuenta la edad. Y normalmente, una persona de 50 años suele considerarse menos idónea para adoptar un bebé que una de 30.

La lógica biológica

Miguel Góngora es el presidente de Adecop Valencia, una ECAI que tramita adopciones en Rusia, Rumanía, Bolivia, Colombia y Perú. A su juicio, "es lógico que el criterio que determine esta idoneidad sea el de la vida biológica. A los 50 años no es lo habitual tener hijos recién nacidos, pero sí mayores de cinco o seis años. Por ello, es más coherente entregar a un bebé a unos padres más jóvenes. A menos que se trate de niños a los que nadie solicita. En ese caso, es mejor que estén en esa familia de 50 que en el orfanato".

Por su parte, Blanca Rudilla, directora en Madrid de la Asociación para el Cuidado de la Infancia (ACI), acreditada para formalizar adopciones de China y Filipinas, comparte esta opinión, pero lo triste, asegura, es que, "por ejemplo en Filipinas, hay muchos niños de cuatro y cinco años que nadie solicita. Todos quieren bebés, y a esa edad son personitas con una integración perfecta que están deseando que alguien los quiera".

Por contra, en China, donde se entregan en adopción entre 16.000 y 18.000 niños cada año, apenas hay niños mayores en los orfanatos. Por ese motivo, en la ECAI que dirige Blanca Rudilla sí ha habido parejas con 50 años que han adoptado niños chinos pequeños. Sin embargo, explica, "también se han dado casos en los que, hecha la asignación del bebé en el país de origen, la Comunidad de Madrid no les ha permitido adoptar. Realmente es un conflicto importante".

Más familias que niños

Casi a diario vemos por televisión cantidad de niños que se mueren de hambre, que viven en la calle, que sufren las consecuencias de la guerra... Pero no todos esos niños son adoptables: hay infinidad de ellos que no tienen el estatuto jurídico de adoptabilidad, y pese a lo que pueda creerse, son mucho más numerosas las familias que solicitan una adopción que los niños realmente disponibles.

Como apunta Miguel Góngora, "los adoptantes tienen que entender que para cada niño menor hay miles de familias esperando". De ahí que las instituciones encargadas de realizar las asignaciones puedan permitirse el lujo de elegir a la familia más adecuada, descartando a otras que, sin dejar de serlo, sean consideradas menos idóneas. Y éste es el principal hándicap de los mayores que desean adoptar bebés. Por lo demás, nadie duda de que cualquier niño de un orfanato, sea de la edad que sea, estaría encantado de encontrar una familia, fuera de la edad que fuera.

Garantías de amparo

Paulino Castells, médico psiquiatra experto en temas de familia, se muestra completamente a favor de que un matrimonio de 50 años pueda adoptar un niño pequeño, "siempre y cuando sean muy conscientes de que su vida es limitada y puedan ofrecerle unas garantías de estabilidad y continuidad de amparo, como ahorros y parientes que puedan hacerse cargo de él en un futuro".

En la misma línea, Ana Rossell, psicóloga y fundadora del portal de Internet www.adoptiva.net, está de acuerdo con que los mayores puedan adoptar "siempre y cuando exista la figura del tutor: una persona que tenga una relación cercana con los adoptantes y que, en el caso de que falten, se comprometa a hacerse cargo del niño. Pienso que esta figura debería regularse por ley".

La adopción es posible

Fernando y Mª Isabel tienen 57 años y viven en Girona. Se casaron ya tarde, y como no pudieron tener hijos biológicos, se plantearon la posibilidad de adoptar y comenzaron a informarse. Hace un par de años iniciaron el proceso de adopción. Se decantaron por un niño ruso, y tras realizarles el estudio pertinente les declararon idóneos para adoptar un niño de 5 a 7 años.

Ahora ya están en el tramo final, a punto de realizar su primer viaje a Rusia. Pero para llegar a este punto, la Generalitat de Catalunya les aconsejó que buscaran a una persona que ejerciera de tutor de ese niño. Eligieron a un familiar suyo, y ahora sólo les queda esperar. Tienen toda la ilusión del mundo puesta en ese hijo, al que tienen mucho cariño que ofrecer.

Países y razas

Volviendo a los datos del Ministerio, en los últimos años se han producido cambios considerables respecto a los lugares de origen de los adoptados. Así, mientras en 1998 el 64% de ellos procedía del continente americano, en 2002 ese porcentaje se había reducido al 16%, al tiempo que crecían las adopciones de niños europeos (que pasaron del 14 al 38% entre 1998 y 2002) y asiáticos (del 20 al 43%). En cuanto al continente africano, las cifras no han variado mucho y se mantienen muy alejadas del resto, no llegando a representar más que el 1,4% de las adopciones realizadas en 2002.

¿Por qué apenas llegan niños de África? ¿Qué motiva a unos futuros padres adoptivos a elegir un país determinado? En opinión de Blanca Rudilla, "esta elección puede deberse a que se sienta cierta afiliación por un país concreto, o a que los futuros padres conozcan en su entorno a otros niños adoptados del mismo origen... Pero no nos engañemos: los rasgos étnicos son muy importantes. Todavía hay gente que quiere adoptar un niño guapo, listo, y rubio con ojos azules".

Tal vez por ello, Rusia se ha convertido hoy en el país de origen más demandado ­a pesar de ser uno de los más caros­, aunque también China está experimentando un crecimiento espectacular, según Blanca Rudilla, "por su seriedad, seguridad y rapidez en el proceso. Desde que entra la solicitud en el organismo chino correspondiente, tarda entre 10 y 13 meses, en función de la época y de la acumulación de solicitudes".

Tiempo y dinero

La duración y los costes del proceso de adopción dependen del país de origen del niño. Miguel Góngora asegura que, de los cinco países con los que trabaja Adecop, "el más rápido es Bolivia, donde el proceso completo puede durar menos de un año. En Rusia ahora hay una media de 13 meses, pero hay casos en los que la adopción se ha culminado en seis y otros que llevan más de dos años. En general, podríamos decir que el periodo medio de espera se sitúa en torno a los dos años".

En cuanto al precio, existen dos tipos de costes: los que se pagan en España para cubrir los gastos de las ECAI y los que se abonan en los países de origen. Los primeros son iguales para todas España: 1.600 euros, aunque algunos gobiernos autonómicos, como la Generalitat Valenciana o la Junta de Castilla-La Mancha, ofrecen algunas subvenciones a los solicitantes.

Sin embargo, los costes del país de origen varían enormemente en cada caso. "Colombia es uno de los más baratos", asegura Miguel, "con un coste de 1.025 euros. En Bolivia cada ciudad tiene un gasto distinto, pero puede oscilar entre 2.428 y 3.237 euros. Y en Rusia alcanza los 6.150 euros".

A estas cantidades habría que añadir los gastos correspondientes al viaje y la estancia en el país de origen del niño, así como las legalizaciones que se pagan a los notarios, que pueden costar entre 60 y 600 euros. Con todo, adoptar a un niño ruso viene a salir por cerca de 21.000 euros (3,5 millones de las antiguas pesetas), en parte porque la legislación rusa obliga a los padres a realizar dos viajes, mientras que, según Blanca Rudilla, las adopciones en China y Filipinas rondan los 7.000-7.300 euros, viaje incluido.

Un aspecto que puede hacer disparar el precio es el idioma. Para solicitar una adopción es necesario presentar infinidad de documentos, y todo ese expediente tiene que ser traducido a la lengua del país donde se va a presentar dicha solicitud. Por otra parte, a la hora de realizar el viaje, si en ese país no se habla español se necesita un intérprete, al que, además de sus servicios, hay que costearle los desplazamientos, la estancia, la comida... Por tanto, asegura Miguel Góngora, "los países latinoamericanos siempre van a salir más baratos".


Certificado de idoneidad

Antes de elegir el país de origen del niño conviene que nos informemos bien de su situación política, social y económica, su cultura, costumbres, religión, etnias, lengua, asistencia sanitaria, etc., así como de los requisitos y las condiciones que exige cada uno de ellos.

Para ello, debemos dirigirnos al servicio de protección de menores de nuestra ciudad de residencia, donde también podremos informarnos de las ECAI acreditadas para tramitar adopciones en el país por el que finalmente nos decidamos. Elegido el origen del niño, tenemos que cumplimentar una solicitud de adopción y solicitar el certificado de idoneidad (CI), un informe psico-social elaborado por un equipo de psicólogos y asistentes sociales que determinarán si el solicitante es idóneo para ejercer la patria potestad.

En sus valoraciones tienen en cuenta las características psicosociales, estabilidad y madurez de los solicitantes, las motivaciones para adoptar un niño extranjero, las opiniones sobre la cultura del país de origen, el estilo de vida familiar, las capacidades educativas y la situación económica, entre otros muchos aspectos. Según Ana Rossell, "las principales causas por las que se deniega son psicológicas: hacen extensivo un aspecto, un miedo, una inseguridad, al futuro del niño y a la educación que puedas darle".

Para solicitar el CI deberemos presentar unos documentos básicos que pueden variar de unas comunidades a otras, pero siempre se pide el certificado de nacimiento, el de matrimonio (en su caso), un certificado médico, uno de penales y el de ingresos económicos. Y antes de que se nos conceda estamos obligados a asistir, a través de la ECAI elegida, a una reunión informativa y a unos cursos de formación.

"Es una escuela de padres", explica Miguel Góngora, "en la que se tocan aspectos como si se quiere tener un hijo, por qué, se comparten ideas con otros padres, y al final salen preparados para adoptar al niño que más o menos les van a dar". Una vez obtenida la idoneidad, se constituye el expediente con toda la documentación requerida en la legislación del país de origen, y ese expediente es enviado al organismo competente de dicho país, donde será estudiado antes de realizar la asignación del niño.

Mucha paciencia

Todas las personas que han culminado una adopción coinciden en que lo más duro de sobrellevar es la cantidad de papeleo y de trámites burocráticos que se exigen. Por tanto, la paciencia es fundamental para no caer en la desesperación durante el tiempo de espera. "La adopción es un embarazo administrativo largo", dice Miguel Góngora. "Uno no puede pensar que quiere adoptar un niño y mañana lo va a tener".

No obstante, insiste en que la adopción es posible, y al final del largo camino hay un niño esperándonos. Ante eso, todas las dificultades son pocas.

Jubilo.es

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Enrique Campoamor a las 12:58 p. m. | Permalink |


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At 4:22 a. m., Anonymous Anónimo

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