martes, 6 de junio de 2006
Diario de una Adopción (I)

Quiero empezar por el principio, soy un "novato". Cuando se entra en una lista de distribución, en una página web o te empiezas a informar en cualquier medio escrito, te das cuenta de lo ignorante que eres. No sabes nada de nada. No sabes lo que es un CI, el ICAB, lo difícil que se hacen las esperas, una asignación y miles y miles de términos más. Lo único que sabes o al menos en mi caso fue así, es que quiero y necesito un hijo. Es algo que poco a poco va madurando en la cabeza de uno y un buen día explota. No quieres esperar. No puedes esperar.

En nuestro caso, y después de un año sabático, decidimos intentarlo. Los meses pasaban y nada. Un año, dos años de riñas, reproches y desilusiones y al final la paciencia se agotó. Pruebas de fertilidad y las primeras malas noticias. Después de varios frustrantes, dolorosos y negativos intentos de Fecundación in Vitro, que quizá algún día me decida a contar en detalle, tiramos la toalla. La naturaleza no nos ha elegido para ser padres biológicos, no pasa nada, nos ha elegido para ser padres del que será seguramente un hijo adoptado maravilloso.

Una vez que se toma esta decisión el mundo cambia, de nuevo vuelve la sonrisa y todo vuelve a tener sentido. Se acaban las riñas y las tensiones. Necesitas decirlo a todo el mundo. Recibes apoyo de todas y cada una de las personas que te quieren y te rodean, y en la cara de cada uno de ellos se dibuja la eterna frase: ¡qué valientes sois! ¡Qué obra tan buena estáis haciendo! ¡Sois maravillosos!

En esta etapa no sabes si seguirles la contraria o decirles a la cara: "os equivocáis". Mi decisión de adoptar nace de un profundo egoísmo. Primero por la imposibilidad de tenerlo de forma "natural", y segundo, por una postura egoista de satisfacer mis deseos más profundos de ser padre. Mi necesidad de querer, amar, educar y compartir mi vida con un hijo.

Ahora viene lo que normalmente es complicado...¿De qué país será nuestro hijo? En nuestro caso estoy seguro que ha sido lo más fácil de todo. Mi mujer es filipina. La gran mayoría de sus familiares viven allí y nos escantaría que nuestro hijo al menos compartiera las raíces y la cultura de su madre. Sabíamos además, que España tenía tratados de adopción con Filipinas desde el año 2003, por lo tanto no costó demasiado decidirse. Fácil ¿verdad? Sé que en muchos casos es una decisión compleja que se resuelve en pasos más avanzados, pero en nuestro caso estaba claro desde el principio.

Muy bien, quiero adoptar un niño, pequeño "por supuesto", y filipino y ahora ¿Qué hago?

... La respuesta en el siguiente capítulo...

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Enrique Campoamor a las 11:10 p. m. | Permalink |


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